Hoy voy a usar el blog para desquitarme.
Hace poco una persona cercana a mi fue atracada en el parque de Moncloa un sábado a las 12:30, no os preocupeis, sólo hubo daños económicos.
Los que vivimos en una gran ciudad (si Madrid puede ser considerada como tal) sabemos que nos exponemos a algunos peligros, principalmente el de atraco, que otros no sufren. Es algo que asumimos cuando decidimos donde vivir y tenemos en cuenta que la posibilidad está presente, por tanto, cuando esta posibilidad se materializa no deberíamos patalear porque ya lo consideramos como un coste de residir en la ciudad.
Pero en esta ocasión no puedo quedarme callado.
Los que hayan salido alguna vez por la zona de Moncloa y los que vivan allí saben que durante los fines de semana mucha gente elige, mejor dicho, eligía ese parque para hacer botellón antes de ir a alguna discoteca. Supongo que debido a las quejas de los vecinos, la policía (o el Ayuntamiento) decidió controlar la zona con asiduidad para evitar esta práctica tan nociva. Ante la imposibilidad de controlar eficazmente una zona tan grande, hubo momentos en los que se optó por una solución mejor: la policía se colocaba a la salida del intercambiador de Moncloa registrando y multando a la gente que llevase alcohol por la calle. Parece increible pero la realidad supera a la ficción. Te encontrabas con un espectáculo, un monton de jóvenes con bolsas de botellón encerrados en el intercambiador sin saber qué hacer frente al cordón policial que les esperaba fuera. Actuaban implacablemente, si eras joven y llevabas bolsas, mochilas o lo que fuera, debías someterte a un registro (de dudosa legalidad) y podías sufrir una severa multa más el decomiso de las bebidas (totalmente carente de legalidad), poco importaba que vivieses cerca y la fiesta fuese a ser en casa. Hay que admitir que esto no se da todos los fines de semana, sólo algunos importantes como los previos a las elecciones y demás; el resto de días la policía patrulla para evitar que se beba en el parque.
Lo que me saca de mis casillas es pensar en todos esos efectivos policiales desplegados para reprimir la libre circulación (llevar bebidas es perfectamente legal... todavía) o una actividad ligeramente dañina, mientras se deja sin vigilancia uno de los parques más peligrosos de Madrid donde los atracos son frecuentes y que tiene un triste historial de violaciones. En términos más científico-jurídicos, se prefiere proteger unos bienes y derechos que salvaguarda el orden administrativo (además de usar medios represivos), mientras que se deja indefensos otros bienes como la integridad y la seguridad, protegidos por el Derecho penal (la última ratio).
Se plantea uno la cuestión: ¿qué es lo que realmente les importa a quienes toman la decisión?, ¿por qué adoptan esta solución?
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3 comentarios:
El oportunismo es algo que se utiliza a todas las escalas, sobre todo en la política, especialmente antes de las elecciones, y ante un problema que genera "mayor impresión", como es el botellón. Desde luego, la gravedad de un atraco, y no digamos ya una violación, es infinitamente superior, pero, por triste que nos parezca, de un atraco/violación, se queja la víctima, mientras que de un botellón se quejan mil vecinos al ser algo notorio.
Y lamentablemente, esto es lo que mueve al mundo...
Ello se me antoja como posible razón a la cuestión que planteas, pero llego a pensar en situaciones que conozco de mi ciudad natal: si la policía sabe perfectamente las zonas conflictivas, donde además hay tráfico de drogas...¿cómo es que están más pendientes del botellón o de controles de tráfico? ¿Tienen las manos atadas por la burocracia...o tienen más interés en poner la multita de turno?
Muy sugerente el artículo XIII.
Creo que aunque este tipo de acciones pueden explicarse en parte por oportunismo político, tambien son muy ilustrativas de los bienes que verdaderamente son protegidos e importantes en nuestra sociedad. En este caso, evitar la comisión de acciones sancionables como faltas administrativas se transforman en prioritarias (no sólo por rentabilidad política sino quizas también porque protegen derechos de propiedad además de ser un método recaudatorio muy eficaz) frente a la protección de delitos contra la vida o la integridad sexual (que ni dan votos cuando son prevenidos ni afectan de forma importante al derecho de propiedad). Frente a este tipo de delitos se prefieren leyes penales espectaculares y muy rentables políticamente que trabajo preventivo.
Termino mi comentario planteando algunas preguntas al respecto: ¿qué derechos son los prioritarios en nuestra sociedad? ¿qué criterios rigen la actuación policial?
Creo que, además del ánimo recaudatorio, el problema es le alcance de la afectación del ilícito.
Aunque se considere en la doctrina que los delitos afectan a todo el Estado y por ello es éste quien debe perseguirlos, la realidad es que le duele a la víctima y sus allegados.
Por otro lado, un botellón ruidoso puede afectar a varios edificios, cientos de personas descontentas. Además tienen más incentivos a movilizarse porque la actividad se repite contra todos (los atracos se repiten pero no suelen tocarle a la misma persona). Por último, pocas cosas enervan más que la pérdida del sueño.
Todo ello hace que la Administración prefiera evitar unos daños frente a otros pese a la gran diferencia de entidad.
¿Qué derechos son los prioritarios en nuestra sociedad?
Los de los grupos (existentes o posibles) con capacidad de presión.
¿Qué criterios rigen la actuación policial?
Un único criterio. La "máxima apariencia de eficiencia". No importa lo que consigas sino que parezca que lo haces. Por ejemplo, si se incauta el doble de droga, no quiere decir unívocamente que se trabaje mejor, puede ser que se esté traficando el doble.
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