16/4/09

El acertijo del acero

El acertijo del acero (the riddle of steel) es una idea que aparece en la película de Conan el Bárbaro, no sé si en los cómics también. En una escena el antagonista le pregunta al protagonista: ¿Qué es más fuerte la carne o el acero? La respuesta parece simple, el acero. Pero esto no es del todo cierto, una espada sólo es tan fuerte como la persona que la empuña y sólo puede conseguir algo cuando se encuentra accionada por una voluntad, es decir, es una mera herramienta.

La conclusión del acertijo no es complicada y es comprensible para todos, pero esta sencillez encierra una moraleja que se olvida con frecuencia, lo subjetivo está sobre lo objetivo o material. La historia humana ha sido una continua prueba de sobre cómo la voluntad de una persona o un grupo consigue alterar la realidad a priori inmutable, algunos ejemplos son el paso de la caza a la recolección y luego a la cosecha en la prehistoria o, más reciente, la labor de grandes personajes como Ghandi, Luther King o Mandela.

Pero también existen ejemplos de cómo la voluntad de pocos se usa para subyugar la voluntad de muchos, parece algo extraño o particular pero cada día un lobby o grupo de presión consigue que la sociedad se pliegue a sus deseos, como es el caso del nefasto canon por copia privada ¿A qué se debe?

Encuentro que hay dos estados de la voluntad, el activo y el pasivo. El primer moldea la materia y la realidad. El segundo se adapta a la situación. Los seres humanos tienen voluntad pero difieren en la facilidad para cambiar de estado y en el tiempo que son capaces de permanecer en uno u otro. Esta es la típica metáfora de los lobos y los corderos, aunque sin darle un matiz únicamente peyorativo pues hemos visto casos en que los lobos trabajan por el rebaño. Usaré la denominación de líderes, personas con voluntad activa, y seguidores, personas con voluntad pasiva.

El mecanismo de los cambios sociales suele implicar a líderes que usan medios materiales y, sobre todo activan a las personas para conseguir sus objetivos. Hecho esto, el siguiente paso es aplacar a los seguidores, devolverlos a su estado de voluntad pasiva y afianzar los cambios conseguidos por medio de una reorganización de materia o de la realidad para estabilizar su posición.

En una sociedad democrática aprovecharse de este mecanismo de forma extrema y rápida es muy difícil pero sí que se pueden conseguir pequeños cambios, poco perceptibles uno a uno, pero que alcanzan efectos enormes a largo plazo; un ejemplo es la limitación de libertades civiles en EEUU por medio de la "Guerra contra el terror". Pero también se puede utilizar para llegar a una sociedad mejor si más personas tomamos conciencia de la moraleja del acertijo del acero y nos ponemos manos a la obra.

El gordo-test I

Detrás de este nombre yace una idea que tuvimos mi compañero de piso y yo. El caso es que con el tiempo, el "gordo-test" (patente pendiente) se ha ido aposentando como uno de mis mecanismos preferidos para romper un silencio incómo, picar a la gente y conocer mejor a las personas. Voy a plantearlo y espero no ofender a nadie.

Imagina que una empresa de líneas aéreas decide que los pasajeros realmente obesos, y me refiero exclusivamente a aquellos cuya masa corporal es tal que ocupan más de un asiento en el avión , han de pagar sobrecargo para ir en primera o dos billetes de turista. ¿Qué te parece la decisión?

El caso es que ya ha pasado, desencadenando debate y controversia. Me gustaría que cada uno dedicase unos minutos a responder a esta pregunta. En unos días pondré el segundo post con los resultados y explicando cómo usar este test para conocer a la gente.


3/4/09

Propuestas anticrisis

Ya va siendo hora de que nos metamos en la liza de la crisis, es peligroso pero voy a hacer una propuesta para capear mejor la situación: racionalizar el régimen del funcionariado.

Sé que a muchos, a mi el primero, les puede doler por ser funcionarios o depender de ellos, pero nadie puede rebatir que el estatuto que ostentan en la actualidad carece de sentido y opera como un gran lastre para la sociedad. Expondré los puntos más importantes del tema, si bien todos son referentes al régimen de permanencia.

Si una persona tiene un régimen en el que es muy difícil que pierda su empleo, ¿qué incentivos va a tener para hacer su trabajo bien? No niego que hay un gran número de funcionarios que realizan su trabajo con diligencia y se esfuerzan por hacerlo mejor cada día, pero ¿por qué subsisten los que no son así? Es más, la manzana podrida estropea el cesto, es decir, los comportamientos negativos se extienden con facilidad por el cuerpo de empleados públicos, dando lugar a unas instituciones de funcionamiento muy deficiente. Abogo por la organización de un sistema eficaz de inspección de los servicios así como un castigo mayor o, simplemente, creíble para los "malos" funcionarios y premio a los competentes. Puede ser interesante, aunque no lo tengo del todo claro, la participación de los mismos funcionarios en el control de la actividad, de forma que se establezca un sistema de autocontrol que es mucho más efectivo que el heterocontrol.

El componente fijo de su retribución también plantea problemas de incentivos por no depender del cumplimiento de las funciones. Espero que no se me entienda mal, no soy partidario de un pleno sistema de retribución variable, pero sí de que se articule ésta de forma que cumpla efectivamente su cometido y no como pasa ahora, que se reparte entre los miembros de cada unidad, independientemente de su actuación. También se puede usar para compensar la carencia de un régimen disciplinario efectivo.

La respuesta al cómo van a ayudar estas medidas en esta época es simple. Por un lado, hacer menos atractiva la opción funcionarial propiciaría la iniciativa empresarial que tanta falta ha hecho y hace especialmente ahora en el país. Se podría aprovechar mejor todo el talento que sale de las universidades que se malgasta en algún puesto funcionarial para el que está sobrecualificado. Por otro lado, aunque de efecto mucho menor, el Estado dejaría de mantener rémoras que lastren los presupuestos. Y tampoco podemos olvidar que se mitigaría el tristemente famoso "efecto academia" que se predica de las cárceles pero que es perfectamente aplicable a los organismos públicos en el sentido de aprendizaje de malos comportamientos funcionariales.

Ahí va mi granito de arena para sortear la situación económica, ¿cuál es el tuyo?

1/4/09

Hace 70 años...

Esta mañana al despertarme como cada día con el murmullo de la radio escuché somnoliento el famoso último parte de la Guerra acivil -estudiese el concepto- española. A la voz del locutor Fernando Fernández de Córdoba y bajo firma del generalísimo se dictó que "En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. El Generalísimo Franco. Burgos 1º abril 1939". Creerme, levantarse con tal estruendo no resulta agradable incluso con las facultades intelectuales ateridas. Inmediatamente al oirlo mis neuronas se preparon para pasar revista y lo intercambiaron por "En el día de hoy, cautivo y desarmado el ejército faccioso, han alcanzado las tropas republicanas sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado. El presidente de la República, Azaña Madrid, 1 de abril de 1939". Esta interesante confusión no es aleatoria ya que hace años leí un libro bastante interesante: "En el día de hoy" de Jesús Torbado. Dicho libro -adviertase que fue curiosamente Premio Planeta en el 76- coyunturalmente hablando no me debió resultar demasiado interesante ya que la única idea junto a otras vagas es el del intercambio.
¿Cómo termina el libro? Legitimando al régimen -recordar, 1976-. ¿Cómo? Tras la invasión nazi de Francia el siguiente Estado enemigo será España con Negrín al frente. Creerme, no os he desentrañado el libro, el hilo argumental reside en la tramas del espionaje y terrorismo. Es entonces cuando cabría otra ucronía: Que hubiera pasado si España...
Lo que pronpongo es un juego como he dicho ucrónico: pensar por pensar. Intentar proponer ideas sobre la continuidad del régimen -recordemos legítimo- de la república. ¿Habría funcionado?