Hace poco recibí una importante aportación a mi capital humano y, sorpresa sorpresa, la aportación provino de la Universidad. Parece ser que en esta vida "no sólo hay que trabajar, sino que además hay que aparentar que trabajas".
Gran frase. En verdad nos hace plantearnos cosas. Hace unas semanas hice un post sobre la actuación policial y comentaba que importaba más la apariencia de efectividad que conseguirla realmente, pero ahora me doy cuenta de que la necesidad de apariencia alcanza más que el mero ámbito policial. Hay muchos ejemplos pero pondré los más señalados: la política (¡a ver cuándo haceis algo senadores!), las políticas (¿alquien cree que se consigue algo con las órdenes de alejamiento?), los reguladores del mercado e instituciones públicas (BME, CNMV, ICO...), los administradores de las empresas (saludemos al consejo de administración de GM), los profesores, los alumnos...
Viendo el alcance podríamos aventurarnos a retorcer la expresión original: "primero aparenta, luego sé (si quieres)".
¿No te lo crees? Imagina una empresa que viene a ofrecerte sus servicios y los dueños no se visten de traje... ¿no despierta suspicacia? Por qué crees que las empresas se preocupan e invierten tanto en crear "imagen de marca". Las consultoras/auditoras/otras aplican esta máxima a la perfección, pueden llegar a dedicarle el mismo tiempo a preparar su informe que a estudiar cómo presentarlo, es decir, empeñan el mismo esfuerzo en envolver el regalo que en comparlo.
¿A qué se debe?
Sin pensar mucho sobre las causas, la primera que se me viene a la cabeza es, como no, económica. Buscar información es costoso así que nos conformamos encontrar señales que nos indiquen por donde van los tiros; fácil, sencillo y para toda la familia. Aprendemos este tipo de mecanismos desde pequeños y conseguimos hacer que la imagen o apariencia importe más que la realidad. Si consiguiésemos dar más peso a la realidad, a lo que las cosas son, podríamos hacer el mundo un poquito mejor o, por lo menos, habría menos estafados.
¿Cómo podríamos evitar caer en el embrujo de la apariencia?
10/12/08
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2 comentarios:
¿Cuántas veces no hemos oído hablar de "despedí a mi abogado porque cobraba poco"? Viene a reflejar un tanto lo que has comentado en este post. De hecho, hay abogados (asesores, consultores...lo que quieran poner) que, sin saber mucho, cobran altos honorarios porque así les vienen más clientes. Así es el mundo...
No obstante, creo que es justo decir que la apariencia, si bien no es esencial, también tiene su importancia. Si voy a un despacho de abogados y veo que está todo desordenado, todos visten con la camisa arrugada, etc., desde luego no es la mejor impresión. No voy a dejar de contratarlo por ello, pero desde luego tendrán que convencerme de que ese "desorden" no se refleja en su trabajo.
Sin embargo, alguien con buena "apariencia", tiene cierta parte del camino hecha, porque da buena imagen. No lo ocntrataré sólo por ello, pero al menos en ese aspecto no me produce recelo: ya indagaré en lo que realmente importa, pero por lo pronto, tiene un punto más que "el de la camisa arrugada".
El problema es cuan importante es para la sociedad esa apariencia...
Para terminar, creo que se trata más bien de una falacia simple: la clásica falacia. La ajustaré al caso: "Si alguien es buen abogado, seguro que cobra XXX euros (o viste muy bien). Por tanto, si me cobra XXX euros (o viste muy bien) es que es un buen abogado". Falacia de libro, pero que se sigue hoy en día muchísimo más de lo deseable.
Saludos desde Viena
P.D. Se te fue la "z" en "alcanze" ;)
Eso era lo que quería decir, la apariencia es relevante, pero hay que limitar su importancia. No sólo para con los demás sino con uno mismo, hay demasiada gente que cree (no conscientemente) que aparentando algo pueden llegar a serlo.
Por cierto, noten los lectores la similitud del caso Madoff con lo expuesto. Estas cosas sólo dejarán de pasar si le damos a la percepción somera su debida relevancia.
PD: perdón por tardar en contestar, he estado liado.
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