3/4/09

Propuestas anticrisis

Ya va siendo hora de que nos metamos en la liza de la crisis, es peligroso pero voy a hacer una propuesta para capear mejor la situación: racionalizar el régimen del funcionariado.

Sé que a muchos, a mi el primero, les puede doler por ser funcionarios o depender de ellos, pero nadie puede rebatir que el estatuto que ostentan en la actualidad carece de sentido y opera como un gran lastre para la sociedad. Expondré los puntos más importantes del tema, si bien todos son referentes al régimen de permanencia.

Si una persona tiene un régimen en el que es muy difícil que pierda su empleo, ¿qué incentivos va a tener para hacer su trabajo bien? No niego que hay un gran número de funcionarios que realizan su trabajo con diligencia y se esfuerzan por hacerlo mejor cada día, pero ¿por qué subsisten los que no son así? Es más, la manzana podrida estropea el cesto, es decir, los comportamientos negativos se extienden con facilidad por el cuerpo de empleados públicos, dando lugar a unas instituciones de funcionamiento muy deficiente. Abogo por la organización de un sistema eficaz de inspección de los servicios así como un castigo mayor o, simplemente, creíble para los "malos" funcionarios y premio a los competentes. Puede ser interesante, aunque no lo tengo del todo claro, la participación de los mismos funcionarios en el control de la actividad, de forma que se establezca un sistema de autocontrol que es mucho más efectivo que el heterocontrol.

El componente fijo de su retribución también plantea problemas de incentivos por no depender del cumplimiento de las funciones. Espero que no se me entienda mal, no soy partidario de un pleno sistema de retribución variable, pero sí de que se articule ésta de forma que cumpla efectivamente su cometido y no como pasa ahora, que se reparte entre los miembros de cada unidad, independientemente de su actuación. También se puede usar para compensar la carencia de un régimen disciplinario efectivo.

La respuesta al cómo van a ayudar estas medidas en esta época es simple. Por un lado, hacer menos atractiva la opción funcionarial propiciaría la iniciativa empresarial que tanta falta ha hecho y hace especialmente ahora en el país. Se podría aprovechar mejor todo el talento que sale de las universidades que se malgasta en algún puesto funcionarial para el que está sobrecualificado. Por otro lado, aunque de efecto mucho menor, el Estado dejaría de mantener rémoras que lastren los presupuestos. Y tampoco podemos olvidar que se mitigaría el tristemente famoso "efecto academia" que se predica de las cárceles pero que es perfectamente aplicable a los organismos públicos en el sentido de aprendizaje de malos comportamientos funcionariales.

Ahí va mi granito de arena para sortear la situación económica, ¿cuál es el tuyo?

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