Ya hemos comentado que la economía usa en la creación de los modelos que posteriormente servirán para el análisis y la inferenia ciertos supuestos que pueden o no coincidir con la realidad. El más común y más aceptado (creo que es por la aceptación sin cuestionamiento por lo que más me molesta) es el de la racionalidad de los agentes. La racionalidad de los agentes económicos implica que ante una serie de circunstancias, el decisor evaluará por medio de la lógica (matemática) y optará por una solución que ha de ser la misma para todos los decisores en las mismas circunstancias.
Pues bien, se le pueden hacer numerosas crítias a este supuesto: no todo el mundo sabe matemáticas, no todo el mundo es lógico, la cantidad de variables hace imposible el análisis...
También hay quien lo defiende. En "La Lógica Oculta de la Vida" TIM HARFORD, el autor sostiene que tomamos decisiones racionales cuando tenemos suficiente experiencia, es decir, conocemos la materia y hemos realizado suficiente operaciones parecidas; para demostrarlo saca a relucir numerosos ejemplos de la vida real que no puedo reproducir pero que son bastante convincentes.
Sin embargo hoy, sin venir a cuento, se me ha ocurrido un factor que no se tuvo en cuenta, la psicología del agente, intentaré explicarme. Pongamos el ejemplo de un agente que trabaja para una institución de inversiones. Normalmente se preocupa por sus resultados pues de ello depende su prima, prestigio y demás, toma decisiones racionales. Si por un shock externo la institución se acerca a la quiebra y ve como sus compañeros pierden sus puestos, entran en juego nuevos factores: la posible pérdida del empleo, la imposibilidad de afrontar las responsabilidades contraídas... Ahora nuestro agente está en una situación desesperada, la toma de decisiones es la misma de siempre pero él no es el de siempre, llegar a ser racional es más difícil (o imposible). Por tanto la idea es que cuando la situación se hace muy difícil (desesperada), especialmente si hay un cambio brusco, se puede perder la racionalidad.
Un ejemplo en España es la conocida correlación entre la compra de lotería y las espectativas económicas. Cuanto peor está el panorama más está dispuesta la población a gastar en lotería. Otro ejemplo de ultramar es el caso de Enron donde los directivos estaban dispuestos a embarcarse en inversiones más carentes de sentido a medida que la situación empeoraba.
PD: ¡feliz año!
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2 comentarios:
Está claro que la racionalidad es algo que se presupone, pero de la que en muchas ocasiones se carece...por parte de todos.
Podría entrar al debate más profundamente, pero quisiera recalcar lo que has comentado sobre la lotería (una verdad como un templo, todo sea dicho).
En la lotería de navidad, mucha gente juega por tradición...pero mucha otra, que ni siquiera tiene dinero para llegar a fin de mes, que tienen un trabajo precario (en el caso de que lo tengan) y no viven precisamente en pisos...esa mucha otra gente, se gasta, en términos relativos, verdaderas barbaridades en lotería. Una estupidez, teniendo en cuenta la probabilidad de sacar algo beneficioso por euro jugado.
Otra cosa de la que me he ido dando cuenta, es que la gente que juega a lotería (quiniela, primitivas, en fin, cualquier tipo de apuestas), GENERALMENTE (recalco adrede ese "generalmente") es de un nivel cultural no precisamente alto...
Saludetes y feliz año a todos
Lo de la lotería de navidad tiene más sentido tradicional que racional, pero hay gente que todavía quiere confiar su vida a la suerte.
Otro dato curioso es que en épocas de crisis aumentan las ventas de textos religiosos, principalmente biblias.
Así que cuando llegan mal dadas nos refugiamos en Dios o en el azar... ¡qué forma más interesante de pensar! y ¡que fe tan profunda!, de hecho a unos les falta y a otros les sobra.
PD: perdón por la tardanza pero los exámenes pasan factura.
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